En una ciudad sometida constantemente a ataques con cohetes, bombas y drones, un hospital infantil estable es una instalación fundamental.
Para garantizar la seguridad de los pacientes y el personal médico, se creó un moderno centro de acogida, dotado de amplias zonas de recepción, salas especialmente equipadas para niños, baños completos y zonas de higiene.
Hay quirófanos y salas de manipulación que permiten realizar intervenciones médicas complejas, aunque el hospital funcione en modo protegido.
Las soluciones de ingeniería no estandarizadas fueron un componente clave del proyecto y su mayor reto.
Bajo la amenaza constante de bombardeos y apagones, era crucial garantizar el funcionamiento ininterrumpido de todas las comunicaciones (ventilación, aire acondicionado, suministro de agua y un sistema eléctrico autónomo).
El proyecto es único para la industria de la construcción. Pocos países tienen experiencia en diseñar y construir instalaciones subterráneas con una infraestructura tan compleja que pueda funcionar de forma autónoma durante mucho tiempo, incluso durante hostilidades activas.